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Entre bambalinas

[1] Alter ego: …

Ego: Fue el último 22 de diciembre, a eso de las 18.00 horas. Habíamos quedado en una cafetería cercana a la Plaza del Obelisco. El viernes 17, por teléfono, hablamos por primera vez y cerramos el encuentro. Dos días antes, recibí el encargo de la editorial de manos de Jorge, su gerente…

Alter ego: …

Ego: Trato de ser exacto, como apuntas, porque no quiero perder ningún detalle de este acontecimiento personal que ha supuesto conocer y tratar a nuestro personaje y, por extensión, concebir y producir estas páginas que ahora nos recogen. Cuando pasen los años, todo esto dormirá en los anaqueles de las bibliotecas y mi memoria estará envuelta por la nube negra. No está de más, por lo tanto, dejar constancia de los hechos tal como sucedieron, ¿no le parece?

Alter ego: …

Ego: Sí, efectivamente. Estoy de acuerdo.

Alter ego: …

Ego: Bueno, si le soy sincero, nunca me imaginé que firmaría un libro como este. Supongo que me encontraba “fértil” (gesticula con las manos simulando unas comillas) tras la experiencia que supuso la realización de mis últimos tres títulos, publicados durante el año 2010. El hecho de que estos se alejasen considerablemente de lo que venía siendo la naturaleza de mis trabajos editoriales debió servir de incentivo para ir más lejos todavía y enfrentarme a una empresa libresca como la que nos ocupa.

Alter ego: …

Ego: ¿Cómo? Perdón, no he entendido la pregunta…

Alter ego: …

Ego: ¿Las diferencias? Uf, vaya pregunta… Son muchas; sí, sin duda, son muchas… Supongo que, en última instancia, siempre hay que aludir al pretexto como el motivo que justifica las maneras que muestran mis textos. Hasta ahora, por una razón u otra, siempre había como pretexto un yo muy acentuado, que tan pronto se hacía filológico como adquiría las dimensiones de ese superyó presente en Pro Marcelas o Moiras Chacaritas; ahora, en cambio, se trasladó el punto de vista hacia el exterior: toda la escritura gira en torno a un personaje que no tiene nada que ver conmigo ni con lo que ha sido mi trayectoria profesional hasta este momento. En este sentido…

Alter ego: …

Ego: Ah, bueno, eso es innegable. Claro que en el fondo, en la última instancia, siempre está la sombra difuminada de quien compone; ahí, entre bambalinas… Eso no se puede negar…

Alter ego: …

Ego: El proceso ha sido bastante rápido. Las entrevistas que sirvieron de base para los contenidos del volumen se realizaron los días 22, 27 y 29 de diciembre, en el Club Las Palmas, el que está situado en la calle Pérez del Toro. Fueron extensas sesiones de trabajo en las que se habló de sus andanzas vitales y artísticas; se vieron fotos, carteles, recortes de prensa; y, lo que para mí es más importante, se produjo en un servidor una suerte de afecto hacia mi interlocutor que ha sido determinante para el resultado final de este libro: cuando podía haber estado ante el trabajo más frío, mecánico y distante que jamás hubiese realizado, resulta que me he tropezado con uno de los más emocionantes y entrañables. No sé cuántas más obras de estas características haré en lo que me pueda quedar de vida; sí sé, en cambio, que será muy complicado que lleguen a atesorar lo que esta.

Alter ego: …

Ego: Sin ir más lejos, el carácter vitalista de nuestro personaje. Ahora es un anciano, con todo lo que ello conlleva, piensa que este año cumple ochenta años, pero sus fulgurantes ojos desprenden la fuerza de los supervivientes, su sonrisa todavía encanta y logra envolver los encuentros en una agradable atmósfera que te mueve a desear que la conversación no termine nunca. Es un extraordinario conversador… ¿Recuerdas lo que el otro día te comentaba mirándome al espejo? Pues eso, que él me supera con creces en juventud. Yo, a su lado, me desmigo de senectud…

Alter ego: …

Ego: A pesar de las dificultades de una obra como esta, el libro se realizó en un tiempo muy breve, todo hay que decirlo. Porque…

Alter ego: …

Ego: Hombre, debería tener en cuenta la mayor de todas: mi desconocimiento del personaje, como artista y ciudadano; y de lo que fue y representó para el mundo de las variedades en Canarias. Ese obstáculo hubiese bastado en otras circunstancias para echar por tierra todo interés por el asunto, pero las sesiones de trabajo con Félix y las realizadas luego en casa (transcripción, documentación, etcétera) terminaron por ablandar todas las durezas que la iniciativa pudo presentar. El proyecto pasó así de ser un reto a ser algo sumamente gratificante y eso permitió convertir lo que corría el riesgo de ser una relación notarial en algo vivo y, como apunté, emocionante. La manera en la que cuenta cómo conoció a Antonio Amaya o mi encuentro con el “Que me perdone Dios” de Marifé de Triana, que él cita en otro impresionante pasaje del libro, creo que no se me olvidarán en la vida. Esos momentos y muchos más que se encierran en estas páginas son para mí mágicos.

Alter ego: …

Ego: Es complicado, como apuntas, hacer un trabajo en el que se aúnen dos personalidades tan interesantes como son la del artista y la del individuo, la persona que hay detrás del artista; el ciudadano, como lo denomino. Siempre que se han referido a nuestro personaje se ha apelado a su nombre artístico y de manera muy tangencial a su nombre real, quizás porque periodísticamente interesaba ubicarlo enseguida; pero como este libro escapa a las directrices de lo que debe ser un documento de prensa, mi propósito fue que, sin renunciar a lo que representa el artista, sea el individuo quien tenga una presencia más que notable en estas páginas. El artista es el haz de la moneda que todos conocen; la persona, el envés, ese corazón humano que se esconde entre plumajes y encajes. Mientras evolucionaba en nuestros encuentros el artista, más me atraía el ciudadano, ese mundo interior que temía fuese fagocitado en mi escritura por las luces y los aplausos. Por eso, quisiera que mucha gente que nunca supo quién fue Félix de Granada, o tuvo un conocimiento puntual de él, ahora sepa, además, quién fue Félix Cabrera Canino.

Alter ego: …

Ego: Ah, sí, sí… Pues como te decía, es complicado. De ahí que bajo una estructura cronológica, distribuida en tres partes, llamadas actos, como si de una representación teatral se tratase, hayamos insertado determinados contenidos temáticos que consideramos adecuado desgajar del desarrollo de la narración. La represión policial, los ataques homófobos hacia él y hacia muchos de sus amigos y conocidos; la cárcel, etcétera, merecieron un apartado singular en nuestro volumen por una razón que consideramos coherente: nuestro personaje siempre los padeció. No veía lógico relatar, como si fuese una crónica, algo como “ahora fue a la cárcel; actuó en tal sitio; viajó a tal lugar; ahora lo han echado del Pérez Galdós; ahora…”. Para tomar conciencia del sufrimiento que padeció, consideré conveniente destacarlos de manera separada, aunque dentro, repito, de lo que es el transcurso de nuestra historia. Lo mismo pasó con sus amores o con sus consideraciones personales sobre los artistas actuales.

Alter ego: …

Ego: ¿Los poemas? Son los entreactos. Son cuatro composiciones que él había realizado hacia finales de los setenta, más o menos; entre finales de los setenta y principio de los ochenta, algo así. Me comentó que las realizó cuando quedó atrás la etapa del Molino Rojo de Madrid y, con ello, lo que supuso para él el periodo en el que la cantidad de espectáculos y actuaciones contratados lo tenían permanentemente de un lado a otro. Son poemas tristes que encierran cierta remembranza de lo que podría definirse como su época dorada. Él nos confesó que de lo único que se ha arrepentido es de no haber seguido vinculado a Madrid y a todo lo que supuso para él ese mundo. Su declarado amor por Canarias lo amarró a quedarse más tiempo entre nosotros, hasta que, como dice él, “su barco zarpó y él estaba en tierra”.

Alter ego: …

Ego: No, qué va. Su arrepentimiento va más en la línea de una decisión profesional que en su momento vio adecuada y que ahora, con el tiempo, ha valorado de otra manera. A Félix le tira mucho su tierra y, por eso, jamás hubiese sido capaz de quedarse permanentemente en la Península. Tantas veces salió de aquí como regresó: siempre tuvo un billete de regreso; y si no lo tenía, se embarcaba de polizón, como en su regreso del primer viaje a Madrid. ¿Y por qué le estaba contando yo todo esto?…

Alter ego: …

Ego: Ya… Pues como le decía, los entreactos son composiciones que realizó tras esta etapa, cuando decidió anclarse artísticamente en Canarias. Cuando el peso de los buenos momentos pasados hacía mella en su ánimo, escribía. De esas muescas salieron estos poemas.

Alter ego: …

Ego: Los entreactos y actos, pues, suponen las andanzas. Se inicia la representación teatral con esto que ahora nos contamos y concluye con un epílogo muy especial por cuanto se hace bajo los acordes de ese “Que me perdone Dios” que hizo sucumbir, en su momento, como cuento, al padre de nuestro personaje y que a mí no me dejó muy entero, que digamos. Menuda pieza más hermosa y significativa. Parece que fue compuesta para Félix, simplemente para él…

Alter ego: …

Ego: Sí, me ha emocionado realizar este trabajo; descubrir a las dos personalidades que hay en Félix; acceder a un mundo del que apenas tenía referencias, como es el de los ballet arrevistados, las salas de fiesta y night-clubes de los setenta y ochenta…; consolidar mi convicción sobre la tragedia que ha supuesto para los no-heterosexuales vivir durante más de cuatro décadas en la España del siglo XX y mi desprecio a cuantos causaron tanto dolor por culpa de la ideología y la religión a personas cuyo único delito fue amar a semejantes de su mismo sexo; retomar géneros musicales que se estaban anquilosando en mis gustos conforme se alejan mis años de participación, junto a Juan Miguel Ramírez Benítez, en mi queridísimo programa radiofónico “Ínsula Barataria”; etc. Todo ha sido un fascinante proceso de descubrimiento, conquista y reconquista que ha terminado por colonizarme…

Alter ego: …

Ego: Supongo que el protagonismo de Félix durante tantas décadas ha generado muchos seguidores y no pocos detractores. Imagino que eso es algo con lo que los personajes públicos como el nuestro deben vivir. Va en su valija… No sé si hay criterios razonables por parte de sus “enemigos” para atacarle como lo han hecho: cuestionando su valía artística y lo que ha representado. Por mi parte, sé que no tengo criterio alguno para defender de manera fehaciente si alguien es o no un artista. Es posible que pueda pronunciarme con un poco más de solvencia, no mucha tampoco, en la Literatura, pero debo ser escrupulosamente cauto en lo que se refieren a las artes plásticas y audiovisuales. Sé, eso sí, cuándo algo me gusta o me desagrada, mas no cuándo algún producto o individuo merecen el calificativo de “obra de arte” o “artista”; al margen de que luego, en mis manifestaciones espontáneas, pueda apuntar que tal película, cantante o pintor lo son. Cuando lo hago, en realidad estoy afirmando que me lo parecen. Eso es lo que debe interpretarse.

“Mastresa”: Faltan dos números…

Alter ego: Vale, gracias… No estás siendo, como debes, objetivo…

Ego: …

Alter ego: …

Ego: …

Alter ego: Pues básicamente me refiero a esa duda permanente que han querido asentar sobre su condición de artista o sobre lo que él ha significado para el mundo del espectáculo en Canarias y, cómo no, en el resto de España. Lo han atacado simplemente por ser un reputado representante de un género musical y escenográfico que es lícito reconocer como tal y que es tan respetable como el que más porque, con sus características a cuestas, logró granjearse un público que merece toda nuestra consideración, al margen de que nos guste más o menos este tipo de manifestación artística.

En el transcurso de su trayectoria profesional, durante más de seis décadas, nuestro personaje logró alcanzar cotas de popularidad muy importantes y, por si esto no fuera poco, consiguió el objetivo principal que se propuso: entretener a un público que no buscaba exquisiteces polifónicas ni instrumentales, sino pasar un buen rato oyendo canciones, viendo coreografías y escuchando chistes y chascarrillos. Un público que pagaba con ganas para ir a verle y que no hubiese dudado en darle la espalda si lo que se le ofrecía en el escenario no merecía la pena. Eso es lo que es objetivo y eso es lo que se debe reconocer… Lo objetivo es que su estilo tuvo imitadores y que estos, con independencia de su éxito, reconocieron en Félix a uno de los pioneros en Canarias de su estilo. Eso es, repito, lo objetivo.

Somos libres de elegir qué escuchar o ver; también lo somos para decidir dónde dejamos nuestro dinero. Por eso, creo que perdemos el compás del raciocinio cuando transformamos nuestras opiniones o juicios en argumentos sólidos para fundar acciones de desprecio público o ataques personales, como los que ha padecido nuestro personaje, a quien se le ha situado en un remoto lugar de las consideraciones de los gremios políticos, periodísticos o artísticos sin atender a lo que, repito, significó para el mundo del espectáculo en Canarias y, por extensión, en España; sin valorar las atenciones y el seguimiento que el público le profesó y le profesa durante muchas décadas; o, por no alargar más esta enumeración, sin considerar que llevó el nombre y la singularidad del canario más allá de nuestras fronteras.

Ego: …

Alter ego: Sí, y es injusto que la memoria se haga flaca a la hora de dictar sus méritos. Él no fue ni es un artista más del montón, no forma parte de ningún listado encabezado con enunciados del tipo “gente que hubo”… Él tiene un pasado que se enraíza con el pueblo que lo vio nacer y que lo verá morir, el mismo pueblo que presenció las cadenas impuestas al ciudadano y los aplausos al artista; y él, a su manera, engrandece este presente… En consecuencia, ¿por qué no recordarle como se merece para el futuro?

Ego: ¿Lo afirmamos?

Alter ego: Afirmémoslo…

Ego: ¿Lo firmamos?

Alter ego: Firmémoslo…


[1] Introducción a mi Simplemente Félix. Andanzas vitales y artísticas de un canario, Félix de Granada, publicado en Anroart Ediciones en abril de 2011. ISBN: 978-84-15148-35-7; Depósito Legal: GC 136-2011.