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Entrevista en el periódico «La Provincia» (28 de diciembre de 2021)

Autor: Alberto García Saleh

«En este libro están esos instantes de escritura que me gustaría que me sobrevivieran»

1. ¿Cuál ha sido el propósito de su nuevo libro Soltadas Uno?

Con este libro he querido recoger varias facetas temáticas y estilísticas que he venido desarrollando durante muchos años dentro de lo que es el ensayo y el texto académico de naturaleza divulgativa. Las veinticinco piezas que lo componen representan momentos de lectura y escritura muy especiales para mí; instantes que me gustaría que me sobrevivieran. De ahí la profunda revisión a la que he sometido cada escrito. El objetivo último ha sido ofrecer las versiones definitivas de cada uno. El temor a que quedaran dispersos, pendientes de ese remate definitivo y sin posibilidad alguna de mostrar el vínculo que mantienen entre sí y el cómo, hasta cierto punto, representan mi manera de pensar o de sentir es lo que me ha empujado finalmente reunirlos e integrarlos en un proyecto editorial de mayor envergadura. En breve, aparecerá Soltadas Dos y, quizás, antes de que finalice 2022, Soltadas Tres.

2. ¿Por qué ha elegido concretamente los textos que aparecen en él?

Como busco con Soltadas que se reflejen las apuntadas líneas de escritura, me propuse atender a una variedad de contenidos lo suficientemente amplia que, de algún modo, permitiera mostrar por dónde han circulado mis derroteros creativos. Por eso he considerado que lo más adecuado era que, por un lado, estuviesen los textos centrados en literatura, con independencia de si son reseñas, artículos de opinión, textos académicos o experimentos (como las muestras para un diccionario sadalónico o los veinte quipus literarios); y, por el otro, los escritos sobre educación, historia, política, religión, antropología, astronomía o de particular homenaje, como el que rindo al admirado y llorado profesor Samper Padilla. De ahí que el título completo del libro contemple, entre corchetes, la mención “de literatura” y la que simplemente he simplificado como “y…”.

3. ¿Qué criterio ha seguido para agrupar a esos autores?

He querido que haya un poco de todo y que la variedad de frentes que ofrece Soltadas Uno sirva de criterio para los siguientes títulos. Abundan los nombres y los contenidos vinculados con las letras canarias porque es un campo de trabajo que me gusta abordar y, en consecuencia, si quería que el libro fuera un reflejo de lo que soy y de lo que hago, debía tener su extenso espacio dentro de la relación de contenidos. Junto con estas materias, no he descuidado otras que identifican mi manera de escribir y de concebir el mundo que reflejo en mis páginas. El principal criterio de elección es que cada texto debe reflejar la asunción de un compromiso y una responsabilidad con la palabra dada. Nada puede ser neutro, frío, distante, porque no concibo así la relación que deseo mantener con los lectores.

4. ¿A qué tipo de lector va destinado?

A cualquiera. Podría apuntar que a los especialistas en literatura, pero esto no es exacto; podría hablar de los historiadores (hay un amplio escrito sobre la Transición), pero esto tampoco sería exacto. Los políticos podrían verse reflejados en la “Felípica I de 2020” y no es el público específico en el que pienso; y los docentes, y… Cualquiera debería poder hallar en las páginas de Soltadas Uno algo con lo que se sienta identificado y que piense que ese texto de alguna manera se compuso para ella o para él. El último, por ejemplo, que habla de un viaje hacia el confín del universo, es una composición que podría hacer suya cualquier persona, con independencia de su formación. ¿Qué lector se podría quedar al margen de la simulación del discurso del rey, por ejemplo, que refleja la citada “Felípica? Esta iniciativa editorial no puede dirigirse a un colectivo específico porque yo nunca escribo para ningún colectivo específico.

5. ¿Qué supone el libro en el contexto de su trabajo como escritor?

Después de tantos libros como autor y como editor, el proyecto Soltadas supone un quehacer que contemplo con mucha ilusión y responsabilidad por lo que significa: por una parte, cuando hablo de otros autores, lo que hago es rendirles un homenaje y darles las gracias por los beneficios intelectuales y estéticos que sus obras me han dado. Por otra parte, busco mostrar una manera de hablar de literatura, de historia, de lo que sea, anclada en lo positivo, en lo respetuoso, en los constructivo, en lo que sirve para establecer puentes, en lo que ayuda a generar perspectivas y enfoques alternativos. Por eso, por ejemplo, jamás hago una reseña de un libro que no me haya gustado. Si no pierdo el tiempo leyendo lo que me disgusta, ¿cómo lo voy a perder escribiendo sobre eso? Y, en consecuencia, ¿cómo te voy a ofrecer a ti, lectora, lector, lo que no me agrada? Esta actitud de gratitud y de concordia que poseen las piezas refleja mi cosmovisión y debería ser la que se ligue a mi nombre y a mi obra cuando ya no esté.

6. ¿Lo definiría como un ensayo literario?

El ensayo es un género literario por el que siento verdadera devoción porque ofrece muchas posibilidades estilísticas y conceptuales. Además, concede a los autores una excepcional libertad creativa que facilita los experimentos con otros géneros de ficción y otros tipos de textos. Si definiéramos Soltadas Uno como un gran ensayo parcelado en veinticinco piezas, no creo que estuviésemos muy desajustados, pues el leitmotiv que las une a todas es un yo omnipresente que, como apunté antes, se hace responsable de lo que dice y que invita a reflexionar sobre aquello que comparte.

7. ¿Cuáles son los problemas que trata de abordar en la escritura literaria?

Como lector que escribe sobre libros, la escritura literaria que contemplan las páginas de Soltadas Uno es la que recoge los instantes de lectura que, plasmados en los artículos, invitan a los lectores a que participen del gozo de la poesía y la retórica. Por eso he querido que el principio del placer y del convite estén presentes. En el prólogo indico que, como mi vida es breve, considero que no puedo perder mi tiempo diciéndole a los lectores qué no deben leer o qué ha de recibir desdenes, críticas, etc. Además, ¿quién soy yo para menoscabar el valor de un libro? Una obra me puede parecer mala, pero no tengo autoridad moral ni ética para ensañarme contra ella tratando de sostener que ha sido un desacierto su publicación y/o difusión. Creo sinceramente que hemos de cambiar de actitud y ocuparnos de lo bueno. Deberíamos esforzarnos en atender aquello que nos merece la pena y ceder al lector la última palabra, el veredicto sobre si hemos estado atinados o no a la hora de enjuiciar un título.

8. ¿Qué textos destacaría y por qué?

Cada texto de Soltadas Uno representa una experiencia singular. No puedo elegir ninguno bajo el criterio de cuál vale más o cuál tiene más calidad o…, no sé. Es muy difícil responder a esta pregunta porque detrás de cada escrito hay un pasado que, en algunos casos, se prolonga en el tiempo hasta mis orígenes mismos como escritor o, como suelo denominarme, juntaletras. Los textos sobre la literatura de Telde o sobre Cervantes poseen una hondísima y emocionante intrahistoria que, en este libro, están al mismo nivel que mi informe sobre el impresionante y hermoso Tienes que mirar de Anna Staronibets o los picantes y variados trozos de pensamientos sobre literatura y libros que recogen las muestras para un diccionario sadalónico o los quipus literarios. No sé cuál merece ser considerado más importante porque, en el fondo, creo que todos los escritos lo son por igual.

9. ¿Se ha inspirado en otros ensayos a la hora de escribirlo?

Sí, aunque no pueda determinar de cuáles. Soy un voraz lector de ensayos y de textos académicos, bien divulgativos, bien especializados; y me gustan muchísimo los textos de naturaleza argumentativa. Natural es que las muchas lecturas que atesoro hayan pujado por salir y tener su reflejo en mi expresión, o en mi planteamiento del producto, o en mil y un aspectos que ahora no podría precisar. Quienes escribimos sabemos que nuestras composiciones siempre son el reflejo más o menos perceptible de aquello que leemos.

10. Aparte de los autores canarios, ¿por qué incluye referencias a Saramago y Cervantes?

A Cervantes le he dedicado toda mi vida. En 2017 publiqué mi penúltimo libro sobre él (Demonios cervantinos) después de haber estado abordando su figura y la de su producción a lo largo de dos décadas en diferentes publicaciones y medios. Esta casa, a través del Diario de Las Palmas, acogió mis primeros artículos sobre el alcalaíno (años 1995, 1996…). No hablo del último porque es un proyecto que, espero, vea la luz a medio plazo. Es muy ambicioso. Quizás sea una forma de rendir al autor del Quijote mi homenaje definitivo; un homenaje que de algún modo he comenzado con Soltadas Uno en el artículo que cierra el bloque de literatura: “Para una despedida de Cervantes”.

Saramago y García Márquez son dos pilares fundamentales en mi concepción de lo que es la palabra poética. Siento por ellos una veneración casi equivalente a la que profeso por el Manco de Lepanto. Recientemente he publicado en este periódico una extensa reseña sobre La viuda del portugués, cuyas circunstancias editoriales son muy similares a las de la ópera prima de Cervantes, La Galatea; y el genio colombiano está presente en Soltadas Uno a través del penúltimo artículo del libro, que habla de Los cuartos, una obra de teatro que compuse hace un par de años a partir de los siete primeros capítulos de Cien años de soledad.

Como se puede percibir, las menciones a los autores canarios, a Cervantes, a Saramago y al propio García Márquez participan de ese espíritu de gratitud y concordia con el que he querido alumbrar las páginas de este repertorio de piezas que, como he apuntado ya, debería sobrevivirme.


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