«Carpe diem» zoológico

Ballenas cerca de la costa y con sana envidia de los delfines porque pueden estos navegar por los canales; halcones sobre los árboles de las ciudades contemplando cómo los jabalís caminan por el asfalto; cabras campando a sus anchas por los complejos hoteleros mientras ven a vacas y terneros en las playas; patos silvestres en las fuentes observando cómo las palomas se acercan a las fachadas de los edificios con curiosidad al tiempo que se preguntan por qué quienes están tras los cristales no salen a disfrutar de esas aguas que ahora son más claras y de ese aire que más limpio es…

Todos quieren preguntar a los perros, que son los únicos que parecen hacer la vida de siempre, por qué han desaparecido aquellos animales bípedos con los que suelen estar. «¿Se han extinguido por fin?», se atreven a preguntar algunos.

Antes anhelaban la vida que tenían los canes domésticos: comida, techo, medicina, protección. Ahora sienten algo cercano a la compasión. «No están disfrutando de esto como nosotros», concluyen.

Dicen “esto” porque no saben qué palabra va ahí: ¿Libertad? ¿Tranquilidad? ¿Paz? Para ellos son términos desconocidos.

La naturaleza sonríe un instante. «Vacaciones zoológicas», grita a todas las especies; «aprovéchenlas con intensidad». Sabe que durará poco este asueto, sabe que en cuanto el bípedo lo decida…