A Santiago García Abinó en tres estaciones…

Estación 1ª. 4 de septiembre de 2023

Seré breve. Todos tenemos ganas de acabar el claustro e irnos a cumplir con otros asuntos. He pedido la palabra porque quiero trasladar a los presentes un deseo que, dirigido al equipo directivo, se convierte en una petición que me gustaría quedara recogida en el acta de esta sesión.

Llegué al Zerpa en 2007. Desde entonces, mi relación con Santiago ha sido muy estrecha. Hemos trabajado juntos en mil frentes y durante miles de horas. Quienes llevan más de un curso bajo este techo saben de sobra a qué me refiero. Por eso, entenderán lo que para mí significa su ausencia y el saber que, hasta que me jubile, todas nuestras rutinas y hábitos, nuestros pensamientos, nuestras ideas compartidas, nuestros encuentros, nuestras articulaciones, nuestros proyectos, nuestras iniciativas, nuestros guiños y nuestras músicas ya no volverán a encontrarse en los límites de este instituto.

Con independencia de las diferencias que se hayan podido tener con él (y yo las he tenido), creo que esta comunidad educativa le debe mucho, muchísimo a Santiago; y creo que este reconocimiento ha de trascender los márgenes de un prolongado aplauso, o una mención en el acta alabando su quehacer, o un detalle singular pagado a escote. Considero que esta comunidad ha de ser generosa en su gratitud por lo mucho y bueno que nos ha dado Santiago a lo largo de sus tres décadas en el centro y, sobre todo, en las dos últimas como director del IES José Zerpa.

Por eso, traslado a los presentes un deseo que me gustaría no fuera solo mío, sino compartido por ustedes; y pido al equipo directivo que, por analogía con nuestra querida y admirada Susana Hidalgo, a quien homenajeamos siempre que estamos en la biblioteca, pido al equipo directivo, repito, que evalúe la idoneidad de reconocer el magnífico trabajo que ha hecho nuestro exdirector denominando un espacio singular de nuestro centro con su nombre. Y de todos los posibles, sin duda alguna, ninguno más especial que este que ahora nos acoge.

Pido, pues, al equipo directivo que estudie la posibilidad de que nuestro salón de actos pase a llamarse «Salón de Actos Santiago García Abinó».

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Estación 2ª. 28 de junio de 2024

El pasado 4 de septiembre de 2023, en un foro similar al que hoy nos convoca, en el turno de ruegos y preguntas, expuse mi deseo de que el equipo directivo evaluara la idoneidad de la siguiente propuesta: denominar este espacio donde hoy se celebra este claustro con el nombre de Salón de Actos “Santiago García Abinó”.

Mi petición de nominación se expuso de acuerdo a un convencimiento que, creo, muchos de los aquí presentes compartimos: que la extraordinaria labor que ha realizado Santiago García Abinó en nuestro centro durante tantos lustros merece un reconocimiento especial por parte de nuestra comunidad educativa.

La gratitud es una virtud luminosa y nosotros, como docentes, como espejos en los que se han de ver nuestro alumnado y, al mismo tiempo, la sociedad que los ampara y a la que pertenecemos, no debemos renunciar nunca a la fortaleza que atesora el término, a la inmensa capacidad que posee para generar concordia, consolidar relaciones y proyectar en nuestro ánimo una suerte de felicidad interna muy embriagadora.

Se podrá estar en desacuerdo con muchas de las decisiones y particularidades de Santiago en el ejercicio de sus responsabilidades al frente de la dirección de nuestro centro (yo mismo he discrepado con él en no pocas ocasiones a lo largo de los 16 años que compartimos), pero ello jamás puede empañar la que solo puedo calificar de extraordinaria e inmejorable hoja de servicios. Quienes lo hemos conocido y hemos trabajado codo con codo con él durante muchos años sabemos de su inmensa entrega al centro, que era toda su vida y que supo convertir, con los diferentes equipos directivos que coordinó durante cerca de dos décadas, también en nuestra vida.

Reconozco que lo que el pasado 4 de septiembre pedí que se estudiara (la denominación de este lugar como Salón de Actos “Santiago García Abinó”) no es más que un deseo personal que se funda en mi interés por que se reconozca de un modo singular la que sin duda ha sido una labor en nuestra comunidad educativa que solo merece el calificativo de excepcional por su excelencia. Es el mío un deseo de gratitud que proyecto a los claustrales y que traslado al equipo directivo.

Han pasado 298 días. Vuelvo a solicitar, ahora con el matiz del ruego, que se estudie la conveniencia de esta nominación. Y dado que ya no podrá ser en este moribundo curso académico, espero que sea posible esta valoración antes de que concluya el presente año. Muchas gracias.

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Estación 3ª. 20 de diciembre de 2024

Seré breve.

A pesar de ser consciente de que estas pocas palabras que voy a compartir con ustedes solo se dirán una vez en mi vida, insisto: seré breve.

Seré breve, repito, aunque sepa que este instante no volverá a repetirse y que se quedará alojado en la memoria, donde se diluirá algún día como lágrimas en la lluvia.

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​El 4 de septiembre de 2023 fue el último día laboral de Santiago García Abinó.

Formó parte del IES José Zerpa desde su fundación, en el curso 1991-1992, ejerciendo, además de labores docentes, la jefatura de estudios de la noche.

Desde 2005 hasta ese día, el mentado 4 de septiembre, estuvo al frente de la dirección del centro.

Ahí lo encontré en 2007, cuando llegué.

He pensado mucho en esta llegada, en el encuentro con él —el hallazgo— y en la grata sensación que recoge el libro de los itinerarios: que uno siempre llega adonde le esperan.

Hemos estado dieciséis años trabajando codo con codo.

Y yo, además, aprendiendo mucho

Juntos concebimos y pusimos en marcha el universo eZerpa que forma parte de nuestra cotidianidad (con sus aciertos y sus fallos).

Muchas iniciativas se impulsaron: un buen número salieron bien y no pocas naufragaron por vaya uno a saber qué motivos.

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Hubo claustro ese 4 de septiembre de 2023, el último día de Santiago con nosotros.

Yo pedí la palabra en el apartado de ruegos y preguntas.

Trasladé al equipo directivo una propuesta: que el salón de actos del centro llevara su nombre.

Necesitaba hacerlo. Mi sentido de la justicia y de la historia me lo reclamaba

Durante dieciséis años, he sido testigo de lo mucho y muy bueno que Santiago nos ha dado al frente de los diferentes equipos directivos que ha coordinado.

Nuestra excelencia, esa sensación que siempre se ha tenido de singularidad del Zerpa con respecto a otros centros, se debía sin duda al buen hacer de su comunidad educativa y Santiago era el representante de este colectivo.

Formulé mi petición y esperé.

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El 28 de diciembre de 2024, en el último claustro del curso, la reiteré nuevamente.

No quería que cayera en olvido.

Terminó el claustro, empezó el verano, acabó y nos reencontramos. Como ven, en diez palabras he simplificado sesenta días de existencia. Qué breve es la vida, qué fugaz, como este discurso.

Hubo foros y momentos para recordar mi solicitud, pero no insistí más.

Asumí que la petición se quedó anclada donde de un modo u otro se quedan todas las cosas en esta vida: en el pasado.

Como muchos de ustedes saben, he estado un poquito ocupado en los últimos tres meses.

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Hace unas semanas, supe de la decisión.

Me alegré.

Mucho.

Por eso —nobleza obliga— quiero dar las gracias al equipo directivo por dar el visto bueno a mi humilde propuesta.

Muchas gracias de todo corazón.

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Una parte del claustro no sabrá quién fue Santiago más allá de lo bueno o malo que le hayan podido contar, de lo distorsionada o ajustada que haya sido la imagen compartida.

No se preocupen: sea como fuere, todo lo dicho —como mis palabras— también se diluirá como lágrimas en la lluvia.

Otra parte del claustro, por experiencia vital, sí sabe quién fue.

Al margen de adhesiones y quebrantos personales de cuantos tuvieron la ocasión de conocerlo, tratarlo y, en muchos casos, trabajar muy cerca de él, lo que no puede ni debe negarse es que fue —para esta comunidad educativa— una inmensa y positiva fuerza de la naturaleza que vivió en las tres últimas décadas por y para el Zerpa; mañana, tarde y noche; festivos y laborales.

Esto que afirmo —creo, sostengo— es una verdad incontrovertible.

Y eso merece todas nuestras consideraciones porque su entrega contribuyó de un modo relevante a que nuestro centro sea lo que con tanto orgullo proclamamos a cuantos nos preguntan por él.

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Concluyo.

Agradezco esta nominación del salón de actos no tanto porque satisfaga una petición personal —por muy justa que yo considere que es—, sino porque su admisión constituye una suerte de respeto y afecto hacia la memoria de nuestra comunidad educativa.

En breve, afrontaremos otro final de año.

Dejaremos atrás, en el pasado —en el huerto de los recuerdos— a personas y acontecimientos muy ligados a nosotras. Cerraremos caminos que la vida quiso que no traspasaran el umbral de 2025.

Y lo haremos conscientes de que dejamos en el pasado a quienes siempre tendremos presentes para que, de algún modo, nos acompañen hasta el final de nuestro incierto futuro. Todo es azar.

Eso es lo que, en cierta medida, representa este reconocimiento a la figura de Santiago García Abinó: el cierre definitivo de una luminosa trayectoria que nos acompañará hasta el instante mismo en el que toque dejar atrás nuestra estancia en el IES José Zerpa, y la sombra de lo que fuimos en este hogar comience a diluirse poco a poco como lágrimas en la lluvia.