[…] Senadores, mirémonos. ¿Qué somos? Sin duda, el resultado de millones de cadáveres. Sobre la noción de su existencia edificamos nuestro presente. ¿Cuántos han perdido la vida desde el origen de los tiempos, consumiendo lo que ahora no consumiríamos, haciendo aquello que no haríamos, participando en aquello de lo que huiríamos, padeciendo aquello que procuraríamos evitar, para que sobrevivamos en la actualidad? Millones de semejantes han perdido sus vidas para enseñarnos a como sobrevivir. Si es esa una ley de vida, como parece serlo, la pregunta es inevitable: ¿qué lograremos enseñar con nuestras muertes a las generaciones del futuro? ¿Cuánto aporta a la supervivencia de la especie la muerte de un individuo? Si algo, ¿qué? Si mucho, ¿por qué? Si poco, ¿cuánto? Si nada: ¿cabe aceptar que las muertes valiosas para el progreso de la Humanidad son las que se dan en masa (enfermedades, catástrofes, masacres…)?