Entre el mundo y yo, una gruesa pared hay que me aísla cada vez más. En una época, llegué a pensar que por el lado del mundo había quienes engrosaban su parte para que yo no accediese a donde estaban ellos. Con los años, me he dado cuenta de que era al revés, que me estaba engañando, que me dediqué a ver acciones en los otros que, en realidad, no eran más que dejaciones propias. No es que yo haya dejado que me aíslen, es que yo apenas he hecho por juntarme.