De la vida XV

¿Por mi voto preguntas? ¿Mi voto quieres? ¿Que qué te pido? En este momento, ahora, mientras esto escribo y esto dejo para la posteridad, mientras asumo que quisiera pedirte muchas cosas más, quiero que sea posible una ley (una verdadera ley, una auténtica ley) que prohíba el maltrato a cualquier especie zoológica, entendiendo este maltrato como el ensañamiento de los humanos hacia los animales en lugares públicos y privados, en solitario o con otros humanos como testigos. No hablo del rottweiler que un chiflado se ha encargado de enfurecer y azuzar, y que, rabioso y agresivo, se escapa y hay que abatir para evitar que cause daños a otros humanos u otros animales; sino de actos que causan un sufrimiento a los animales y que se llevan a cabo por crueldad o por mera diversión.

Y si crees que pienso en lo que pienso, pues sí, claro, por supuestísimo: prohibiría las corridas de toros, como prohibiría la lucha de gladiadores y los autos de fe; prohibiría el toro embolado y el toro de la Vega como prohibiría los cinturones de castidad y los Tribunales de Excepción. Ni todas las tradiciones merecen conservarse ni es aceptable sostener en el presente aquello que ya en el pasado a muchos horrorizaba. Hay temas que están mejor en los libros de historia que en los actuales medios de comunicación.

Quien presuma de amar y/o proteger a los animales y nada haga para que se promulgue una ley como la que reclamo, merece, por hipócrita, la mayor de las repulsas, el más grande de los desprecios, el más atroz de los olvidos; por esto y por ser azuzador, aunque sea de manera indirecta, de perversos crímenes contra otras especies por el simple hecho de buscar la satisfacción de un placer más propio de dementes que de individuos sensatos.

Quien daña a un animal sin una razón ajustada a la supervivencia («mato para que no me maten»), solo por el disfrute del dolor ajeno, bien puede albergar en su ponzoñosa existencia el oscuro deseo de hacer lo propio con otro humano.

No, no exagero. No creo que exagere lo más mínimo en lo que afirmo.